Por Rocío Gómez
La autocompasión se refleja en la forma en que nos hablamos a nosotros mismos. “La manera como nos tratamos a nosotros cambia nuestra atmósfera existencial”. Valentín Méndez
¿Cómo es la relación contigo mismo o contigo misma?, ¿qué tono de voz utilizas?, ¿cómo te tratas? A veces pensamos que nuestro peor enemigo o enemiga es una persona que está dentro de nuestro entorno cotidiano y que “nos hace sentir mal”, que podría ser, por ejemplo, alguien de la familia, del trabajo o; incluso, tu pareja. Tenemos la tendencia a ver la causa de nuestro sufrimiento afuera de nosotros. Sin embargo, si analizamos más a fondo, nuestro peor enemigo no está afuera. Toma la siguiente lección y descubre dónde se encuentra y qué podemos hacer al respecto.
Conviértete en tu mejor amigo
Cuando cometo un error que lamento mucho, a veces me digo cosas como: “soy muy mala para hablar en público, soy inferior, no lo podré hacer como fulanito, siempre lo haré mal y no tendré éxito”. En lugar de decirme tratarme con autocompasión, diciéndome cosas como: “Me esforcé y tuve algunos aciertos (me abrazo), aunque esta vez cometí un error al decir aquello. Les aclararé mi falta y la siguiente vez lo haré mejor”.
¿Notas la diferencia? En el primer caso, me despreció a mí misma, no me comprendo y no hay confianza en que puedo hacerlo mejor; mientras en la segunda, tengo una intención de perdonarme, comprenderme y mejorar el daño. A esta voz que perdona, Norberto Levy la llamó el asistente interior. La terapeuta Reyes Adorna, en su libro Practicando la escritura terapéutica, recomienda los siguientes ejercicios:
Realiza un escrito que empiece con la frase “me perdono…” . Después, puedes hacer otro que empiece con “Me comprendo cuando…” . Continúa escribiendo un diálogo con la voz de tu crítico interno. Puedes preguntarle qué es lo que pretende cuando te dice aquello y reconocerle que en realidad está buscando beneficiarte. Dile cómo te hizo sentir y cómo te gustaría ser tratado o tratada y la forma en que consideras que puedes superar esta situación. Tratarte con amor y comprensión, abonará el terreno para que extiendas un trato amoroso y compasivo a los demás.
Otras prácticas para aumentar la autocompasión
¿Cuántas veces te miras al espejo y, desde el corazón, te dices: “te quiero”? Quizá nunca lo hayas hecho y podrías pensar que es ridículo. Sin embargo, un buen ejercicio sería hacerlo y notar tu reacción. Posiblemente haya rechazo. Entonces, te podrías dar cuenta de sentimientos que albergas hacia ti, notarlos y tratarte como lo decidiste en el ejercicio anterior. Otra buena práctica es que te escribas una carta de amor hacia ti mismo o hacia a ti misma.